Por Amparo Brindiz
El tema de la desigualdad tiene una relevancia central y evidente en la sociedad mexicana. La agudización de los procesos de exclusión, polarización y fragmentación la tornan una cuestión inmediata y preocupante, ya que es uno de los muchos factores que está induciendo a la violencia.
La desigualdad está asociada con el acceso diferencial a la propiedad y el control de bienes materiales y simbólicos, así como al acceso de servicios que tienen importancia social y económica.
Según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la desigualdad, se encuentra ahora en su nivel más alto en décadas en muchos países y esto debilita el crecimiento económico y el bienestar de los ciudadanos.
El ingreso promedio del 10% más rico de la población en los países de la OCDE fue de nueve veces y medio superior al del 10% más pobre en 2010, en comparación con un nivel siete veces mayor, hace 25 años.
De acuerdo a un estudio que el banco Credit Suisse publicado en 2010, la riqueza en el mundo muestra una fuerte concentración: 24 millones de personas mayores de 20 años (0.5% de la población mundial adulta) tenían 35.6% del total de la riqueza mundial. En el otro extremo, 3 mil millones de personas (68.4% de la población mundial adulta) tenían tan solo 4.2% de la riqueza mundial.
México tiene 4 millonarios en la lista de los 100 hombres más ricos del mundo de la revista Forbes. La suma de la riqueza de estos 100 hombres es de 1.7 billones de dólares, pero así mismo es uno de los más países con más pobres.
De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) el 81% de la población en 2010 era pobre o vulnerable, es decir tenía una o más carencias sociales.
El CONEVAL mide la pobreza de manera multidimensional, esto es a partir de seis indicadores de carencia social: alimentación, educación, salud, seguridad social, calidad de la vivienda y servicios básicos en la vivienda. La población pobre o vulnerable en México tuvo, en promedio, 2.3 carencias sociales.
Entre los países miembros de la OCDE, México es el que revela la mayor distancia entre las familias que menos ganan y las que más ganan, por arriba de Chile, Israel, Turquía y Estados Unidos. México es un país muy desigual en materia de ingresos.
Por ello, para hacer frente a la creciente brecha entre ricos y pobres, deben implementarse políticas públicas que atiendan los temas de ingresos y salarios, pero también abordar temas, como, mejor acceso a una educación de calidad, salud e infraestructura pública.
No hay que olvidar que la desigualdad en el ingreso va aparejada de una desigualdad equivalente en la calidad de vida. Sin educación de calidad y buenos servicios básicos se ve difícil revertir este grave problema.