Inexistencia de un Estado de derecho.

Por Jesús Ortega Martínez   

Una premisa: Si Ángel Aguirre o cualquier otro funcionario estatal del PRD o del partido que fuese, es responsable, por acción u omisión de que en Iguala varias personas hayan sido asesinadas y que otras mas se encuentran desaparecidas, se les debe aplicar la ley y ser sujetos a las sanciones correspondientes, penales si fuese el caso.   

Dicho lo anterior, Aguirre se ha ido,  pero muchos de los que demandaban su salida,  son los mismos que ahora—esquizofrenia pura—pregonan  que ese hecho no contribuye en nada a  la solución de la grave problemática que vive Guerrero y el conjunto del País.

Algunos medios de comunicación, en su intento de ser “políticamente correctos, no se atreven a señalar que lo sucedido en Iguala es parte de lo que a diario sucede en otras regiones del País; se resisten a reconocer que las causas fundamentales de la violencia que recorre al País,  se encuentran localizadas en la crisis estructural que padece el conjunto del Estado Mexicano, especialmente en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad de las personas y la aplicación de la ley;  y peor aun, no asumen—cuidando intereses—que la responsabilidad principal de ello,  se encuentra en la incapacidad del gobierno federal para enfrentarla. Cuidadosos, siempre pretenden dejar a salvo la responsabilidad del Gobierno federal y de quien lo encabeza y siempre encuentran a otro a quien endosársela.

Si, la salida de Aguirre fue políticamente necesaria, pero el monstruo gigantesco, feroz, violento, agresivo y tremendamente poderoso, aun sigue ahí, aunque candorosamente muchos no quieran verlo. Ese monstruo gigantesco,  con miles de brazos,  con los que soborna a todas las policías; a los jueces; que corrompe a funcionarios federales estatales, municipales; que penetra a los partidos, a las iglesias, a las empresas privadas, a los bancos, sigue aquí, disolviendo, degenerando al conjunto del tejido social.

Sin embargo hay ingenuos que piensan que ese monstruo dejará de existir en la medida de que lo ignoremos. Esa es la “estrategia” mas estúpida,  aun desaparezcan los poderes en las 32 entidades federativas y aun renunciara a la presidencia de la República el propio Peña Nieto.

El Presidente de la república tiene responsabilidades, desde luego,  y hay que demandar que las asuma o en su caso que responda, igualmente ante la ley. Pero aun siendo valido esto,  es aun mas importante ahora,  fortalecer al Estado a partir de que funciones sus instituciones. Lo importante es parar la violencia que ensangrienta al País e impedir que el Estado Mexicano continúe su acelerado proceso de debilitamiento.

Desde luego que existen concepciones entre individuos, organizaciones e incluso partidos,  que piensan que entre mayor sea la crisis del Estado mejor para ellos. Suponen que entre mayor violencia e inseguridad se presente; que entre mayor sea la incapacidad del gobierno para prevenirla o impedirla; que entre mayor sea la ingobernabilidad e inestabilidad; que entre mayor confrontación social exista, entonces mejor para sus intereses particulares. Estos partidos como MORENA e individuos como AMLO  apuestan a que todo se derrumbe para, suponen,  surgir ellos como los “Salvadores del País y de la gente”.  Este tipo de concepciones y comportamientos pueden identificarse como mezquinos, pero mas que ello,  son  profundamente reaccionarios pues a quien le sirven es la derecha mas extremista. Aparentemente su discurso es de izquierda,  pero en la realidad, en su contenido, en su sustancia,  es un discurso de derecha, pues privilegia el logro de sus objetivos de partido por sobre las necesidades  de la gente y del país.  Es de derecha y es de canallas aprovecharse del sufrimiento de las victimas en Iguala para satisfacer sus propósitos egoístas.

La “estrategia” de que entre mas peor, mejor,  no solo es estúpida, es perversa.

En sentido diferente,  para terminar con ese monstruo que ocasionó la tragedia de Iguala y que esta provocando un desastre nacional, obliga a reconocer por todos, que su trágica existencia es resultado de la igualmente trágica inexistencia de un Estado de derecho en México.

Esa es la realidad y esta solo podrá enfrentarse con éxito en la medida en que el Presidente, el Congreso, la Corte, los partidos, los grupos empresariales, las organizaciones sociales alcancen acuerdos de fondo, radicales, legislativos y políticos para reestructurar al Estado Nacional y con ello se puedan disolver las causas verdaderas de su crisis.

 Twitter: @jesusortegam


No hay comentarios.

Leave a Reply

Blogger news

Blogroll