La
marcha del día de ayer por parte de los estudiantes del Instituto Politécnico
Nacional IPN fue sorprendente, tanto por su
poder de convocatoria, como de organización y movilización. Es una de las pocas
veces que veo un movimiento cien por ciento estudiantil –donde se privilegió el
orden y se evitó la inserción de grupos de choque-, apoyado por padres de
familia y otras instituciones educativas como la UNAM y la UAM.

Ante
el inminente poder de convocatoria del movimiento estudiantil, la respuesta del
Secretario de Gobernación, Osorio Chong fue la más acertada, recibir en público
-en la calle-, a miles de estudiantes; enfrentarse a una comunidad que no tiene
recelo en expresar su sentir.
Osorio
Chong -político experimentado-, tomó la decisión mediáticamente más asertiva,
el de mostrarse como un Secretario que se abre al diálogo, que oye propuestas, que
da soluciones.
Evitando
con ello, un ambiente hostil rumbo a la conmemoración del 2 de octubre, esto es
una reacción rápida para apagar un movimiento que pudo radicalizarse.
Aunque
las cosas no están dichas, todo apunta a la salida de la directora del
politécnico -como muestra de que en verdad se quiere resolver el problema-, una
propuesta al Congreso de aumentar el presupuesto del Politécnico y la instalación
de mesas de debate sobre el plan de estudios y reglamentos.
El
movimiento estudiantil fue exitoso, fue un movimiento que marca precedentes,
donde un sector que hace mucho que no se movilizaba, se mueve con demandas
legítimas y que comparten la mayoría de la sociedad. Este movimiento debe
servir para dar un proceso de democratización en la vida estudiantil y
reposicionar al IPN como un Instituto de alto nivel técnico y educativo.
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