El filósofo Fernando Savater y el policía Mondragón y Kalb. Posiciones contrastantes.

Por Fernando Belaunzarán 



En entrevistas recientes a diversos medios de comunicación de nuestro país, tanto el filósofo Fernando Savater como el recién nombrado comisionado nacional contra las adicciones y ex comisionado de Seguridad Nacional, Manuel Mondragón y Kalb, se han referido a la política de drogas. Las posiciones no podrían ser más contrastantes. 

Mientras Savater afirma que “Perseguir las drogas es absurdo” (Miguel de la Vega, Revista R, 2-XI-2014), Mondrgón y Kalb declara que “No quiere ver un país mariguanero” (Carlos Benavides, El Universal. 3-XI-2014). El primero propone desde hace 30 años la regulación de sustancias ilegales y el segundo, a pesar de reconocer que en 20 años todo ha empeorado, no tiene otra propuesta que continuar con el prohibicionismo.


Dice Savater: “La persecución de la droga es un absurdo porque no produce más que males en las sociedades. Ha terminado por formar un negocio tan fabuloso que eso crea grupos adictos a ese dinero fácil y a la violencia que le rodea. Y esos grupos se compran políticos y, de alguna manera, corrompen la estructura social. Entonces, claro, hay que combatir el narcotráfico en su raíz económica… No se puede acabar con las drogas. Vamos a tener siempre ese tipo de cosas al alcance de la mano. Lo que pasa es que la prohibición las convierte en una mercancía de un precio y de una irresistible función económica que hace millonarios a los más desaprensivos de la sociedad”.

En cambio, Mondragón y Kalb argumenta: “Usted cree que se va a acabar una organización criminal por no manejar la mariguana. Y ¿Qué pasa con las drogas de diseño, con la cocaína, con la siembra de amapola, que somos los primeros o segundos productores en el mundo, se van a acabar? Por favor. Y ¿Qué pasa con esos grupos violentos dedicados a otro tipo de delitos? Que me disculpen, pero eso no resuelve el problema”.

Es evidente que Savater no se refiere sólo a la marihuana y entiende que la prohibición, como ha quedado demostrado, no impide que se consuma ésa y otras sustancias ilegales. Sería un paso importante, el que ahora se puede dar, hacia una nueva política que se base en la prevención y no en la perniciosa persecución y represión que ha causado más males que las drogas mismas. 

El IMCO calcula que la marihuana aporta aproximadamente el 30% de los recursos por venta de drogas ilegales a los carteles de las drogas. Eso es mucho dinero y las organizaciones criminales son tan fuertes como grande su cartera. No se trata de una fórmula mágica que va a resolver todo de un golpe, pero sí un avance que los debilitaría. Muchos de esos grupos que se dedican a “otro tipo de delitos” también se dedican al narcotráfico, siendo ésta su principal fuente de recursos.

Como ya dijimos, el propio Mondragón y Kalb acepta en su diagnóstico que todo ha empeorado en las últimas dos décadas. Dice que “ya no solamente somos productores y vía de tránsito, somos consumidores y las encuestas nos indican que cada vez más el consumo va aumentando y cada vez la edad de inicio del consumo va bajando, y cada vez la paridad de género va empatando a la mujer con el hombre…”.  ¿Acaso no está aceptando el fracaso del prohibicionismo? ¿Cómo espera tener resultados diferentes si no dice ni propone nada diferente de su antecesor en el cargo ni del antecesor de su antecesor, y así?

Manuel Mondragón y Kalb habla como policía a favor de la política que no le dio resultado como comisionado de Seguridad. Al doctor no lo he leído. Afirma que “la marihuana produce efectos secundarios indeseables”. Lo mismo pasa con cualquier medicina, basta con leer las etiquetas, e incluso con muchas otras sustancias como el azúcar o la grasa. Nos adelanta que está “terminando de leer 400 artículos” de la misma tendencia prohibicionista. Ojalá los haga públicos para constatar su calidad. También podría leer los numerosos estudios e investigaciones que sostienen los beneficios terapéuticos y médicos de la marihuana. El Investigador Emérito y Premio Nacional de Ciencias, Dr. Ricardo Tapia, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, estaría encantado de proporcionarle bibliografía suficiente. 

¿De verdad cree Mondragón y Kalb que países como Australia, Alemania, Israel, Canadá, Italia, La Republica Checa, Uruguay o los 23 estados de la Unión Americana regularon la marihuana con fines medicinales  lo hicieron sin cumplir con protocolos, estudios y resultados concluyentes? ¿Debo recordarle que esos países tienen sistemas de salud eficientes y las mujeres no dan a luz en los patios de los Hospitales?

Quizás el problema de Mondragón es que no concibe que haya consumidores de drogas que no sean adictos y se equivoca rotundamente al decir que éstos no están en las prisiones (Entrevista con Joaquín López Dóriga, Radio Fórmula, 24/X/2014). Muchos usuarios de drogas ilegales han sido extorsionados o van a la cárcel acusados de narcomenudistas porque las cantidades son ridículas en la tabla de dosis de consumo inmediato, en la Ley General de Salud (art 479), y no están capacitados policías, ministerios públicos ni jueces para hacerlas valer. Le vamos a mandar estudios del CIDE al respecto.
   
De la misma manera que el Mondragón y Kalb acepta que acostumbra consumir una copa de “buen whisky” –su única semejanza con Savater- y eso no lo hace alcohólico, debiera aceptar que muchos consumidores de drogas ilegales, la inmensa mayoría, no son “adictos” ni delincuentes, es decir, no son problemáticos. 

No obstante nuestras distintas y contrapuestas posiciones, vislumbro puntos de encuentro. Acepta quien ahora está al frente de CONADIC que si “vamos al extremo” de que se legalice la marihuana, “pues yo la paso a las sustancias legales y las voy a combatir igual que trabajaré para el tabaco y alcohol…”. Eso, y no otra cosa, es lo que queremos.

Otro punto de encuentro tiene que ver con su disposición manifiesta de debatir este tema con quienes planteamos la regulación de las drogas, empezando por la marihuana (Entrevista en Imagen con Leopoldo Zea, retomada por Excelsior el 30/X/2014). Le vamos a tomar la palabra y en breve solicitaremos una cita para platicar y acordar condiciones del debate. Ahí podríamos aprovechar para resolver sus dudas sobre el contenido de la regulación: quiénes producirían, en qué cantidades, etc. 

Mañana martes se vota en Alaska, Oregon y Washington DC si en esos lugares se regula la marihuana con fines “recreativos”. El gobierno de Enrique Peña Nieto debe poner atención en esos procesos. En una entrevista en el diario El País (9/VI/2014), el Presidente declaro. “… la legalización de la marihuana es un fenómeno creciente. La demanda que hemos hecho ya nosotros es que revisemos el tema, sentémonos a debatir sobre el tema, a revisar la política que se ha seguido en lo9s últimos 30 o 40 años y que a la postre solamente ha arrojado mayor consumo y mayor producción de drogas. Por tanto, es una política fallida. Hay que revisar esos. Insisto, yo no estoy en favor de la legalización, es un tema de convicción personal. Sin embargo, tampoco podemos seguir en esta ruta de inconsistencia entre la legalización que se ha dado en algunas partes, sobre todo en el mercado del consumidor más importante que es EE UU, y en México que sigamos la producción de marihuana”.

Como que ya va siendo el tiempo de revisar esa política fallida y dejar de criminalizar la producción de marihuana, es decir, poner manos a la obra en lo que considero una buena reflexión presidencial que nada tiene que ver con un prohibicionista al frente de CONADIC.

El comisionado nacional contra las adicciones no quiere ver “un país mariguanero”. Respeto su opinión, pero lo que hoy los mexicanos que colman las calles exigen es ya no vivir en un país ensangrentado. ¿Con quién coinciden más? ¿Con el filósofo Fernando Savater o con el policía Mondragón y Kalb? 

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